Se suele decir que como en la cama de uno no se duerme en ningún sitio, pero la verdad es que la experiencia en un hotel mejora desde el momento en el que te ofrecen un menú de almohadas. Y no, por el momento no se comen. Lo que sí se hace es dar al cliente la opción de elegir qué tipo de almohada prefiere en su cama durante la estancia.
Los menús de almohadas son una forma de otorgar un valor añadido al disfrute del huésped y puede ser el elemento que marque la diferencia.
Una almohada para cada persona
Los expertos aseguran que no hay una almohada que sea en general mejor que otra, puesto que la idoneidad del tipo de firmeza (blanda, media o dura) y la altura (alta, media o baja) depende de las necesidades y hábitos de cada persona. Por ejemplo, si la persona duerme de lado será más acertado escoger una almohada de mayor grosor y altura que para dormir boca arriba. Si se duerme boca abajo, la almohada deberá ser de escaso grosor y con poca consistencia (de ocho a 10 cm).
Desde las almohadas aromáticas que invitan a la relajación y crean un entorno romántico, hasta aquellas que previenen ronquidos, las angulares con forma de ‘C’ indicadas para los que les guste dormir abrazado a la almohada o prototipos con altavoces incorporados que cantan nanas. Sin embargo, a pesar de todos esos complementos, lo primordial para elegir almohada es el material, muchas veces un ámbito desconocido. Aquí van los cinco más comunes con sus respectivas características:
Fibra
Tiene una menor consistencia que otros materiales, por lo que es adecuada para las personas de poco peso y niños a partir de un año, ya que antes de esta edad se recomienda dormir sin almohada. Es hipoalergénica, transpirable y muy fresca, facilitando la evaporación de la humedad. Son almohadas adaptables y de baja firmeza, así que es posible que con el uso continuado pierdan consistencia.
Plumas
Lo que más destacada de las almohadas rellenas de pluma es su suavidad y transpirabilidad. Además, ofrecen un soporte de cabeza y cuello correcto, así que son óptimas para el cuidado de las cervicales, aunque en algunos casos puede ser demasiado blandas si no tienen el relleno suficiente y pueden dar demasiado calor.
Dependiendo del relleno podrán encontrarse con una firmeza más o menos acentuada, pero por lo general tienen a ser almohadas mullidas. El plumón del ganso es considerado el mejor por desarrollar un cuerpo mayor y más esponjoso.
Viscoelásticas
Posiblemente la variedad de material más adaptable. Se trata de un tipo de espumación sintética de alta densidad que tiene la capacidad de adaptarse a la forma del cuello y la cabeza gracias a su alta resiliencia. De esta manera, cuando dejamos de ejercer presión y transmitir calor a la almohada, esta vuelve a su forma original con facilidad.
Puede producir cierta sensación de calidez debido a su sensibilidad a la temperatura, su efecto envolvente. y su densidad. Sin embargo, cuanto mayor es la densidad más calidad y durabilidad.
Gel
La principal característica de las almohadas de gel es que su estructura disipa el calor como ningún otro material, lo que resulta en un alivio de la presión, la mejora de la comodidad, un mejor apoyo y un sueño más refrescante. Básicamente se trata de una almohada con las características de la viscoelástica pero con la particularidad de incorporar una fina capa de gel a una de sus caras para descender la temperatura algunos grados.
Látex
Este tipo de almohadas proporcionan suavidad pero con un apoyo firme (mayor que el de las almohadas de fibra o viscoelásticas) que favorece una buena sujeción de la cabeza, los hombres y el cuello, lo que la hace muy adecuada para quien duerme de lado, para personas corpulentas y para aquellas con problemas en las cervicales. Asimismo, ofrecen un buen aislamiento térmico que alivia el calor y son elásticas, algo más firmes que las almohadas de fibras o viscoelásticas.